domingo, 19 de abril de 2015

Vuelve Ronda Romantica

RONDA ROMANTICA 2015

Pregonero de este año

Alejandro Albarracín



Justificación

Esta recreación de la Ronda Romántica está fudamentada en la base histórica de nuestra Feria y la descripción que de ella hicieron los Viajeros del XIX, con la finalidad de darle el realce que esta tradicional Fiesta siempre tuvo. Creemos acertado y oportuno revitalizarla, desde el punto de vista histórico, cultural y turístico, además de darle continuidad con su tradicional Feria de Ganado. Porque estamos seguros que este proyecto que aquí presentamos servirá para darle una nueva dimensión y proyección, que traerá consigo indudablemente un notable beneficio para nuestra ciudad y potenciará su imagen de ciudad romántica y templo del bandolerismo andaluz, ya que supondrá un grandioso atractivo de gran valor turístico-cultural, y que Ronda, como ninguna otra ciudad, puede y debe aprovechar como Ciudad emblemática de los Románticos, Arrieros y Santuario del Bandolerismo Andaluz. Si hay alguna ciudad en Andalucía, que puede realizar esta recreación basada en hechos históricos, esa es Ronda, porque se trata de nuestro más genuino pasado, del que debemos sentirnos orgullosos, sin temor a caer en los tópicos, dándole la auténtica dimensión histórica que aquella época tuvo, como señas de nuestra propia identidad,  que se abre al mundo presentando las mejores galas de unos tiempos que aún perviven en la memoria colectiva de nuestro pueblo, y que pretende compartirlos con los propios rondeños, serranos y todos aquellos que nos visiten, vengan de donde vengan, de cualquier parte del mundo.

Objetivos

Con esta idea se pretende rememorar la Época Romántica de Ronda y como se vivía la Feria de Mayo en nuestra ciudad, para llevarla a cabo es fundamental la participación ciudadana, y requerir su colaboración imprescindible, para conseguir así el éxito y la continuidad del evento y atraer al mayor número de visitantes y turistas. Los objetivos que nos proponemos son los siguientes:
  • Recuperar y dar a conocer una época histórica de Ronda, realmente atractiva;
  • Promover la participación ciudadana. Desde un proyecto serio, riguroso desde el punto de vista histórico, y conseguir que el trabajo conjunto, con este fin común, sea motivo de orgullo de una labor bien realizada entre todos;
  • Ofrecer un interesantísimo atractivo turístico-cultural de carácter internacional;
  • Dar a conocer nuestro pasado nobiliario, con la representación de la heráldica rondeña en banderolas repartidas en el ornamento de las calles donde se celebra la fiesta;
  • Optimizar el uso del traje de goyesca, que actualmente se usa una sola vez, para que pueda seguir utilizándose año tras año como vestimenta fundamental en la recreación histórica de la época romántica, fomentando así el traje típico rondeño;
  • Concentrar en esta fiesta a las múltiples Asociaciones de Bandoleros que existen repartidas por toda España, y convertir a Ronda en la capital de este tipo de recreaciones.

Finalidades

  • Ofrecer a los municipios de la Comarca Natural de Ronda unas jornadas de convivencia y darles el recibimiento que se merecen, para que sientan la pertenencia a un territorio común con una historia propia y compartida;
  • Promover alternativas de desarrollo económico a través del ocio y el turismo, que ayuden a la generación de nuevos recursos basados en nuestra cultura, etnografía e historia;
  • Apostar por el desarrollo del Turismo Cultural y Rural, revitalizando el interés de los propios rondeños y serranos por su propia cultura y ofreciándola como un valor más de nuestro territorio;
  • Potenciar la capitalidad comercial de Ronda del amplio territorio que conforma su Comarca Natural, dé a conocer sus productos exclusivos y su variada oferta comercial;
  • Proyectar las potencialidades emergentes que tenemos con respecto a nuestra oferta culinaria, tanto tradicional como creativa y de nuestros cocineros con renombre nacional e internacional, así como por la apuesta decidida por el Enoturismo y los Vinos de Ronda;
  • Recuperar costumbres y tradiciones de nuestro territorio y revalorizar los productos típicos de la zona;
  • Optimizar los recursos y la inversión para que los costos sean los mínimos y repartidos, y repercutan en la población en general.

Base Histórica

La importancia ganadera de nuestro territorio arranca desde la época musulmana, cuando la Serranía rondeña era el máximo productor de ganado ovino y caprino del Reino de Granada, conocida entonces como “Los Montes de la Lana”, y en cierta manera continuó siéndolo tras la conquista castellana, sin desdeñar el ganado vacuno y caballar (la riqueza y bonanza de sus pastos dio lugar a numerosos pleitos). En los territorios conquistados con anterioridad, que fueron sumándose al Reino de Castilla, se iba consolidando un sistema de intercambios comerciales en ferias y mercados con clara proyección más allá de los ámbitos locales, como hacía siglos ocurría en los viejas tierras castellanas –sirva de ejemplo el Concejo de la Mesta–.
Los Reyes Católicos apoyaban y alentaban este tipo de actividad económica, dotándolas de exención de impuestos y de medidas de protección y seguridad para las personas y mercancías. Es en esta época cuando se produce la consolidación de las grandes ferias urbanas, reuniones comerciales cuyas raíces, como hemos apuntado, se han de buscar en la aparición, a partir de los siglos XII y XIII, de mercados y ferias francas de carácter señorial que tendrán un peso específico en las economías locales. Ferias estas que únicamente se podían fundar bajo la potestad exclusiva del monarca, aunque más adelante las asumen también los Señores territoriales. Con la llegada y asentamiento de los conquistadores, la nobleza y la repoblación de los pueblos de la Serranía, al poco de su conquista en 1485, Ronda muestra un gran interés por sumarse a estas actividades comerciales y desea tener su propia Feria, y muy pronto comienza a organizar un incipiente evento ganadero, sin las prerrogativas reales, similar a los que venían celebrándose en otras ciudades castellanas.

Época Romántica

Ronda es, sin duda alguna, una de las ciudades emblemáticas de los viajeros románticos. Pero ese deseo de llegar hasta esta tierra recóndita, encaramada en lo alto de una roca, caída del cielo y rodeada de una sierra inhóspita, se inicia ya desde los romanos, la cual junto a Acinipo ya eran renombradas. Tras la anexión de al-Ándalus a la cultura islámica, hasta Ronda llegan viajeros árabes que se sorprenden de su antigüedad, la feracidad de sus campos y su emplazamiento singular, como un nido de águila. Los reyes castellanos la anhelaron durante siglos y, tras la conquista por los Reyes Católicos, la nombraron tierra de Señorío del príncipe Juan, otorgándole el mismo fuero que ya tenía Sevilla y Toledo. Los conquistadores –la nobleza que acompañaba al rey Fernando en sus conquistas– y nuevos repobladores se repartieron casas, fincas, tierras y propiedades confiscadas a los rondeños musulmanes, que se rebelaron ante el incumplimiento de las capitulaciones y la obligación de convertirse al catolicismo. Ronda y su Serranía vivieron sucesivas revueltas, a lo largo de todo un siglo, que acabó con la expulsión definitiva de los moriscos. Muchos de los pueblos de su territorio son abandonados, y los que quedaron en pie fueron repoblados con gentes de diferentes lugares de España. La Serranía es a su vez dividida en Señoríos, pasando a propiedad de la nobleza más destacada del reino de Castilla, pero Ronda y parte de su territorio histórico se mantienen como tierra de realengo, dependiente directamente del rey castellano, que a su vez lo era también del recién conquistado Reino de Granada. Se erigen nuevos templos y conventos, las mezquitas se convierten en iglesias; pero hacer desaparecer la influencia de ochos siglos de cultura árabe es una tarea muy difícil de acometer, prácticamente imposible; costumbres, tradiciones, forma de pensar, de trabajar y vivir quedan impregnadas en la sociedad andaluza y rondeña.

Viajeros Románticos

Los viajeros pedían recomendación para elegir la mejor fecha para visitar Ronda, y claro el consejo en muchas de las ocasiones era que a Ronda había que venir en Feria, por el clima, por la fama de la fiesta, y porque la Serranía se presentaba realmente hermosa. Son muchas las referencias y testimonios que tenemos de estos escritores europeos y norteamericanos del siglo XIX, que la describen a la perfección, en cuanto a su ambiente, vestimenta, mercados y actos que se celebraban. Y como muestra hacemos un recorrido por algunos de ellos: William Jacob nos describe las vestimentas, costumbres y características físicas de los rondeños allá por 1810: “Las mujeres suelen llevar vestidos amplios, de tal manera que es difícil precisar sus figuras. No usan sombreros, sino velos confeccionados con una franela azul pálido o rosa. Todos sus movimientos desprenden una gracia especial. Característico de los varones es el gorro de montera, de terciopelo negro o seda y adornado con borlas y flecos. La chaqueta es corta con botones de oro y plata y otras veces con bordados. Están muy bien proporcionados. Son robustos y activos, con una flexibilidad admirable en sus miembros, lo que sin duda contribuye a dotarlos de una agilidad sorprendente para saltar y escalar, por lo que son famosos. De alabar es la amabilidad con que tratan a los forasteros y sus modales, en general, son muy distintos de los palurdos campesinos alemanes e ingleses”. Para concluir diciendo: “…he contemplado el carácter de las personas que he conocido y, más que nada, las deslumbrantes peculiaridades de la región más pintoresca de Europa, que me han proporcionado miles de agradables sensaciones y de recuerdos en los que, con inusitado placer, me sumergiré el resto de mis días”.

Bandoleros de Ronda

Hablar de Bandolerismo en Ronda es hablar de los misterios, secretos y leyendas que esconden nuestras sierras. De aquellos forajidos del sistema que no entendían de leyes, como piratas en un océano de montañas y valles, sin patente de corso, pero sí con el favor del pueblo cuando eran avistados o arribaban a puerto; que se sentía orgulloso de ellos, de pertenecer a su misma raza. El bandolerismo existe desde que el mundo el mundo, pero fueron los viajeros románticos quienes convirtieron la historia de los nuestros en auténticos héroes legendarios. El fenómeno del malandrín, del facineroso, del bandido, del cuatrero siempre aparece a lo largo de la historia por inconformismo, por rebeldía, por necesidad de subsistencia: hambres, guerras, epidemias, revueltas, absolutismo… fueron el caldo de cultivo para la aparición, aceptación y ascensión del bandolerismo. España siempre ha sido considerada un país de bandoleros, con múltiples manifestaciones regionales, arrancando todas desde la época antigua, la romana; otra medieval, iniciada con la conquista musulmana y que se prolonga hasta el siglo XV; otra moderna, que tiene su apogeo durante el siglo del Barroco; y finalmente otra contemporánea que, iniciada antes de la guerra de la Independencia, se prolonga hasta el primer tercio del siglo XX. Los ciegos, con su “literatura de cordel”, siglos XVI al XIX, tuvieron un papel principalísimo, de larga tradición, sobre la transmisión oral de las hazañas bandoleras, ejerciendo una influencia fundamental en la conformación popular del bandolerismo. Estas narraciones encantaban al pueblo por su virtuosismo, manifiesto tanto en la expresión verbal o musical como en la fidelidad de sus relatos o en la calidad de los mismos, aunque la verosimilitud no era un factor relevante.

Arrieros de la Serranía

Todavía los más mayores y los que vamos alcanzando cierta edad recordamos los mulos, principalmente; burros y caballos, con sus serones cargados de mercancias, entrando y saliendo de Ronda. Recorrían los pueblos, los caminos entre ellos y llegaban hasta aquí para vender lo que portaban o comprar lo que iban a vender en otros lugares. La función de los arrieros en la Feria de Mayo era fundamental, transportaban lo que luego aquí se iba a vender. La Arriería era un mundo fascinante y realmente hermoso, aunque duro y penoso a veces. La relación de estos hombres con sus animales, recorriendo ferias, cantando coplillas por caminos y trochas que conocían a la perfección, era una estampa bellísima por estas Sierras, y sus paradas en las antiguas ventas y posadas, las ambientaban con su presencia. Merece la pena recordarlos y darles el homenaje que se merecen, pocos van quedando, pero algún que otro sigue con nosotros en este mundo moderno y totalmente transformado. Era una época de caminatas extenuantes por veredas de herradura, de amor a sus compañeros inseperables: las bestias (como también se les llamaban a estos animales), de encuentros con ladrones, con lobos, de anécdotas contadas en posadas y ventorrillos, de ferias y mercados, de subidas a puertos y bajadas por pricipicios, de canciones y chascarrillos, de aventuras comprometidas y de arriesgados encontronazos con las fuerzas del orden, por motivo de verse involucrados en los tortuosos mundos del contrabando y el estraperlo. Alrededor de este mundo de la Arriería prosperaron otros oficios como los talabarteros, herradores y seroneros, y toda una caterva de especialistas que tenían que transportar su mercancias como, neveros, corcheros, carboneros, aguadores, recoveros, caleros, cosarios, y un largo etcétera. Todos unos tiempos y oficios que prácticamente han perecido, pero que queremos recordar o dar a conocer para que no desaparezcan de la memoria etnográfica de nuestra Serranía.
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